Sus funciones son variadas y esenciales: Produce y colabora en la formación de glucógeno, elementos sanguíneos, la respiración celular y la desintoxicación hepática, además es esencial para el crecimiento y provoca la activación de otras vitaminas tipo B (como la B6).
La cantidad adecuada oscila entre los 1,2 y 1,6 mg al día en adultos, su correcta ingesta mejora el estado de la piel, las uñas y el pelo, pero su déficit produce
úlceras en los labios y/o en la boca, inflamación de la mucosa oral, ardor y picazón en los ojos, dolor de garganta, alteraciones en la piel y anemia.
La vitamina B2 no suele dar problemas de toxicidad. De hecho, su absorción a nivel intestinal es algo limitada, por lo que no es posible absorberla en cantidades elevadas, pero cuando se toma en exceso o durante periodos prolongados en forma de suplementos sí que puede causar sensibilidad a la luz, sensación de ardor y que la orina tenga un color más amarillento de lo normal.
Los síntomas de hipovitamismo e hipervitamsmo de B2 son efímeros y desaparecen cuando los niveles vuelven a ser correctos.
Los productos que la contienen son sensibles a la luz solar y una exposición de dos horas causa una perdida del 85%, por lo que se recomienda guardarlos en envases opacos. Es además una sustancia de color amarillo por lo que es utilizada como colorante natural que se emplea como aditivo alimenticio
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