lunes, 9 de marzo de 2020

MAL DE ALTURA

El mal agudo de montaña es causado por una reducción de la presión atmosférica y niveles más bajos de oxígeno a grandes alturas. Cuanto más rápido ascienda a una mayor altitud, mayor será la probabilidad de padecer el mal agudo de montaña.


Causas



Usted está en mayor riesgo del mal agudo de montaña si:
  • Vive en o cerca al nivel del mar y viaja hasta una gran altura.
  • Ha tenido la enfermedad antes.
  • Asciende rápidamente
  • No se ha aclimatado a la altitud
  • El alcohol y otras sustancias han interferido con la aclimatación.
  • Tiene problemas médicos en el corazón, sistema nervioso o pulmones.

Sintomas

  • Mareo
  • Cefalea (dolor de cabeza).
  • Náuseas y vómitos.
  • Falta de apetito.
  • Agotamiento físico.
  • Nerviosismo
  • Trastornos del sueño, que pueden ser bien somnolencia o insomnio. También pueden presentarse episodios de disneasúbita nocturna (despertarse bruscamente con sensación de ahogo) debidos a la denominada respiración de Cheyne-Stokes durante el sueño.
  • Elevación del ritmo cardiaco.

Las manifestaciones más graves (y potencialmente letales) del mal agudo de montaña son el edema pulmonar de altitud y el edema cerebral de altitud.
Es habitual la hinchazón de las manos, los pies y la cara al despertarse. La hinchazón causa pocas molestias y generalmente desaparece al cabo de pocos días o al descender.
También es frecuente que aparezca dolor de cabeza, sin ningún otro síntoma de mal de montaña agudo.
Pueden aparecer hemorragias retinianas (pequeñas áreas de sangrado en la retina, en la parte posterior del ojo), después de ascender a altitudes superiores a los 2700 m. Estas hemorragias son comunes por encima de 5000 m. Por lo general la persona no tiene síntomas, a menos que la hemorragia se produzca en la parte que rige la visión central (la mácula); en tales casos, la persona puede notar un pequeño punto ciego. Las hemorragias retinianas se curan a lo largo de varias semanas, sin causar problemas a largo plazo. Las personas que desarrollan puntos ciegos en su visión mientras realizan escalada o senderismo a gran altura deben descender a una altitud menor y buscar atención médica. Se puede volver a ascender a una altitud elevada cuando la hemorragia ya haya desaparecido.

Adaptaciones del aparato respiratorio

A partir de cualquier altura se pueden tener signos y síntomas de mal agudo de montaña. Tomemos como ejemplo a una persona que haya vivido toda su vida a nivel del mar: si sube a 2000m (o incluso a 1000m) están presentes los cuatro factores anteriormente citados, y puede presentar este tipo de patología. 

Si a esta carencia le sumamos el duro ejercicio que supone escalar montañas, para el que hace falta un mayor aporte de oxígeno y nutrientes para compensar el gasto derivado de este, se llega a una situación en la cual el organismo debe poner en marcha mecanismos compensatorios fisiológicos que adaptarán (comúnmente conocido como aclimatar) a la persona a medida que asciende, siempre y cuando esta velocidad de ascensión no sobrepase la capacidad adaptativa de nuestro organismo

Si esto ocurre los síntomas derivados de la altitud aparecerán y crearán problemas, bien sean de rápida aparición como el Mal Agudo de Montaña, o problemas de lenta aparición y más compleja solución como los edemas pulmonares y cerebrales.



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